A veces me pregunto hasta qué punto la vida es un ciclo; si los acontecimientos se siguen unos a otros formando una línea que empieza y acaba en el mismo punto, para de nuevo volver a empezar. Y a veces me pregunto en qué posición exacta me hallo del trayecto: y entonces todo se vuelve más difícil, más confuso, porque encuentro finales que se solapan con comienzos y empieces que no terminan. Y todo se vuelve difuso y me parece que aunque sepa en qué parte de la circunferencia me encuentro, aunque pueda dividirla en diez partes iguales, en realidad es irrelevante si sé que estoy en el segundo fragmento empezando por la izquierda. Porque aquí no hay izquierdas ni derechas, porque rota la circunferencia y en un instante el norte queda al este y el mundo patas arriba.
A veces también pienso en lo paradójica que es la vida. Me doy cuenta de que sólo cuando creo que ya no hay nada que hacer, cuando ya he perdido toda certeza, encuentro la auténtica liberación. Una vez que me dejan de importar las cosas me emancipo de mí misma y vuelvo a unirme con el mundo que me rodea. Y me vinculo a él de la manera más pura, para luego volver a mi propio cuerpo y verlo todo con ojos de recién nacido. Y sólo cuando he tocando fondo, cuando me he encontrado tan hundida en un océano salado que únicamente veía la luz que habían retenido mis retinas, cuando sólo veía las sombras proyectadas contra el suelo de arena y agua de las verdaderas cosas que acontecían en el mundo, entonces, y sólo entonces, me he dado impulso con las piernas, he llegado a la superficie y he tomado la mayor bocanada de aire de mi vida y me he aferrado a la claridad. Y aquí estoy, en algún lugar de mi círculo. Y he aprendido que no debo centrar todos mis esfuerzos en saber dónde estoy exactamente, sino que simplemente tengo que disfrutar de la luz y del viento y de la lluvia y del sonido de las gotas en los charcos y del olor a hierba mojada. Y si mañana mi norte cambia, yo cambiaré con él.
Y, pase lo que pase, sé que siempre podré contar con las piernas fuertes que heredé para que me impulsen si vuelvo a hundirme en lo profundo del mar.
Para I., por estar siempre a mi lado en el camino, cuando todo está seco y cuando el agua me llega al cuello.
7 comentarios:
Increibles palabras para sintetizar una teoría que alguna vez, todos nos hemos planteado.
Saludos
renacemos muchas veces :) un biquiño!! :))
wow.... nadie pudo haberlo explicado mejor...
^^
me voy con la reflexión... y con el deseo de que mi circulo este por terminar su "nutación"...
besos azules...!
Interesante texto, para reflexionar.
Saludos cordiales,
Hasta pronto amiga. Un beso
Realmente interesante, me gusto (: 'El Circulo Eterno'
Simplemente maravilloso
¡Muy bello!
Aunque me has puesto a pensar: ¿Y si no tuviéramos un círculo sino varios?
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