A veces pasa con algunas personas: desde el mismo instante en que se las la conoce se sabe que van a tener un papel muy importante en tu vida. Llamémoslo intuición. O instinto, me es igual. El caso es que algo en el aire cambia y empiezas a respirar entrecortadamente, mientras el corazón bombea sangre más rápido de lo habitual. Un escalofrío de ganas locas e impacientes de conocer a aquella persona recorre tu cuerpo como una corriente de electricidad. Y entonces no hay nada que hacer: irremisiblemente, esa persona se acaba convirtiendo en uno de los mejores amigos que vas a tener a lo largo de tu vida.
Sin embargo, otras veces no ocurre así. Conoces a una persona y puede que no te fijes siquiera en ella, o que el oxígeno no se comprima y se expanda y el corazón continúe con su función como lo hace habitualmente. Puede incluso que la detestes en un primer momento. Luego comienzas a conocerla, generalmente de forma casual, sin haber buscado adrede un buen tema para iniciar una conversación. Y puede que ese sea el segundo en el que te das cuenta de que aquella persona tiene algo especial, o también es posible que sigas pensando que es gilipollas. Y el tiempo pasa y poco a poco empiezas a confiar en ella como no haces con otros conocidos. Y puede que la vida, que tiende a traernos y llevarnos de un lado para otro como si nos meciese con el movimiento de las mareas, te separe durante un intervalo determinado de esa persona y casi te olvides de ella. Pero, a pesar de todo, sigue estando ahí. Y los días siguen corriendo y el sino caprichoso decide volver a uniros. Y de repente, cual si fuera una revelación, una noche de tristeza te encuentras deseando que esté a tu lado, que te regale unas palabras de aliento o te de un abrazo, o sencillamente que se quede en la oscuridad contigo, silenciosa, cogiéndote la mano. El caso es que te sorprende estar pensando en esa persona como aquel ser que va a saber qué hacer en un momento como el que se presenta, imaginándole como la única compañía que hará más leve tu carga.
Y es justo entonces cuando sientes un amor profundo y sincero, un amor transparente, de otra índole del que puedes sentir por una pareja o por un familiar. Y das gracias porque esa persona haya permanecido a tu lado (física o espiritualmente) a lo largo de todo este tiempo, a pesar de que no te lo merezcas, a pesar de no haberla valorado como debías hasta ese instante.
Sin embargo, otras veces no ocurre así. Conoces a una persona y puede que no te fijes siquiera en ella, o que el oxígeno no se comprima y se expanda y el corazón continúe con su función como lo hace habitualmente. Puede incluso que la detestes en un primer momento. Luego comienzas a conocerla, generalmente de forma casual, sin haber buscado adrede un buen tema para iniciar una conversación. Y puede que ese sea el segundo en el que te das cuenta de que aquella persona tiene algo especial, o también es posible que sigas pensando que es gilipollas. Y el tiempo pasa y poco a poco empiezas a confiar en ella como no haces con otros conocidos. Y puede que la vida, que tiende a traernos y llevarnos de un lado para otro como si nos meciese con el movimiento de las mareas, te separe durante un intervalo determinado de esa persona y casi te olvides de ella. Pero, a pesar de todo, sigue estando ahí. Y los días siguen corriendo y el sino caprichoso decide volver a uniros. Y de repente, cual si fuera una revelación, una noche de tristeza te encuentras deseando que esté a tu lado, que te regale unas palabras de aliento o te de un abrazo, o sencillamente que se quede en la oscuridad contigo, silenciosa, cogiéndote la mano. El caso es que te sorprende estar pensando en esa persona como aquel ser que va a saber qué hacer en un momento como el que se presenta, imaginándole como la única compañía que hará más leve tu carga.
Y es justo entonces cuando sientes un amor profundo y sincero, un amor transparente, de otra índole del que puedes sentir por una pareja o por un familiar. Y das gracias porque esa persona haya permanecido a tu lado (física o espiritualmente) a lo largo de todo este tiempo, a pesar de que no te lo merezcas, a pesar de no haberla valorado como debías hasta ese instante.
9 comentarios:
Hermoso... y sí... me ha ocurrido con una o dos personas,con esa intensidad y a través de esa intuición. Maravillosa entrada.
Lo que más me gusta de ese sentimiento que describes es que uno lo vive como lo más sorprendente del mundo, como un grandísimo descubrimiento, aunque en realidad se trate de cosas o personas que siempre han estado ahí.
Pasé por aquí de casualidad, voy a continuar hacia abajo...
¡Saludos!
Qué bonito... :)
Tienes mucha razón. Simplemente se trata de que ocurra el momento exacto...
Besitos de Marte
Mirna
Las personas van y vienen y cada una de ellas tiene su propio tinte especial o, mejor dicho, su propio sabor. De manera tal que cuando estamos con ellas, o las conocemos ese sabor es el que endulza o amarga nuestra vida junto a ellas...
De ahí que las recordemos sea grata o furícamente puesto que siempre tendrán algo que nos haga recordarlas en momentos determinados.
Una intuición estremecedora. :)
Pues yo creo q siempre se merecn a las personas q valen la pean. Aune tu hayas sido muy " mala" simpre los mereces
recuerdo aquellos días en los que tenía por quien sentir eso... sin embargo, los días se hicieron más largos y todo eso quedó sólo vívido en mis recuerdos..., recuerdos de complicidad y amistad que (me parece) no regresarán....
besos de miel... y abrazo melancólico para ti
saludos sinceros ^
qué buena tu reflexión!! aunque lo de merecer... pues supongo que depende del momento, además, es bonito pensar que hay amores incondicionales, lo que pasa es que a veces son un poquito menos incondicionales y otras... mucho mucho!!! :)))
si nos pusiésemos en una balanza a valorar si lo merecemos o no, pues a lo mejor, a todos en algún momento nos dirían eso de... vuelva usted mañana, pero eso es lo bueno... que no siempre pasa, y entonces es genial :) estaba pensando ahora en la báscula... jejeje, ojalá todos tengamos sobrepeso en amor!!! :)))) seguro que es la mar de saludable para nuestra salud :)))
buenoooo como me he enrolladooooo!! muchas gracias por tu visita!! ha sido un placer leerte de nuevo!! :))) y ya sabes que el premio es tuyo también si lo quieres :)))
biquiños :))
a mi me pasa con una amiga que empezamos casi sin conocernos y ahora es como mi hermana, me gusta como escribes te sigo va?
echale un vistazo a mi blog =)
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