-Me has conocido en un momento extraño de mi vida.
"A todas ellas van también dedicadas estas páginas, con el extraño y alentador afecto que sólo es posible mantener entre personas que no llegan a conocerse nunca".

Soledad Puértolas, en el prólogo de Una enfermedad moral.

Otra realidad.

De repente abro los ojos y soy mucho más consciente de todo lo que me rodea: el olor a plástico y a algodón de azúcar, el aire denso y poco oxigenado, las prisas de la gente que corre de un lado a otro por el centro comercial. Me parece haber llegado allí sumida en un letargo suave, una especie de vigilia, un claroscuro entre el sueño y la consciencia. Alguien me empuja y es como si la tierra temblase. Me duele la cabeza y cada hueso de mi cuerpo parece pesar una tonelada.

Y de pronto siento que el tiempo comienza a pasar más lento, como si quisiera avanzar con el viento que sopla en un acantilado de frente: tal que si tratase de saltar al vacío. Y cada pestañeo de aquellos que me rodean dura una eternidad y el aire comienza a hacerse pesado.

Y poco a poco soy más consciente de mí misma, hasta que llega un punto en el que me he elevado sobre mi cabeza y estoy mirándome fijamente desde diez o quince metros de distancia, como si fuera una estrella colgada en el árbol de navidad que adorna la plaza de un pueblo.

Y por primera vez me veo tal y como soy. Y veo que soy caos, que soy inconstancia, que soy pequeña. Y me veo tambalear de pura inestabilidad y me veo neurótica y psicótica y muy perdida. Y por primera vez me doy cuenta de que debía haber cogido todas aquellas manos que una vez me fueron tendidas o haber manchado de lágrimas un par de hombros que en otro tiempo estuvieron dispuestos. Y veo lo que tendría que haber visto hace ya mucho tiempo y todo lo que no captaron mis ojos cuando estaban tapados por las manos del orgullo: que soy vulnerable, que soy una imbécil, que estoy desfallecida.

Que soy humana.

Vuelvo bajar al nivel del suelo, a entrar en mi cuerpo, y las cosas parecen haber cambiado totalmente. Es como ver el mundo desde otra cara del prisma. Sacudo la cabeza para ordenarme las ideas y pienso cuál es el modo más rápido para llegar a casa.

Tomo una buena bocanada de aire: sé que me va a hacer falta. Hoy va a ser un día muy largo.

5 comentarios:

Pero, gracias a eso, ahora puedes rectificar todo eso, todas esas cosas que no te gustan de ti y mejorarlas. Porque todos somos humanos y todos somos orgullosos, así que si quieres un hombro en el que llorar de aquí en adelante, seguro que alguien te lo tenderá sin miramentos :)

.un muáh rojo, rojo, rojo :]

 

Te faltó decir que también tus aspectos positivos. En esos viajes astrales se aprecian las cosas tal cual son, sin maquillajes, pero también sin ocultar nada.

 

Quiero verme tal y como soy...Pero tapo mis ojos..

 

Hola, vine a visitarte. Gracias por tu visita. Me gustó mucho tu blog y su contenido. Te sigo ahora mismo. Hasta pronto, nos seguiremos leyendo vendré a comentarte.

 

Siempre me dejas alucinada, no sé como lo haces. Me encandilas con tus palabras. Besazos Lena,

 

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Song of myself. XXIV

Unscrew the lock from the doors!

Unscrew the doors themselves from their jambs!
Whoever degrades another degrades me,
And whatever is done or said returns at last lo me.
Through me the afflauts surging and surging, through me the current and index.
I will accept nothing which all cannot have their counterpart of on the same terms.

Walt Whitman.