-Me has conocido en un momento extraño de mi vida.
"A todas ellas van también dedicadas estas páginas, con el extraño y alentador afecto que sólo es posible mantener entre personas que no llegan a conocerse nunca".

Soledad Puértolas, en el prólogo de Una enfermedad moral.

Tránsito.


Apretaba los billetes en la mano con fuerza, como si pudieran tener iniciativa propia y decidir escapar de entre sus dedos cuando menos se lo esperase. Las voces de la megafonía del aeropuerto se confundían con las de los viajeros y el sonido del arrastrar de maletas y bultos. Cualquiera que le hubiese visto, en la distancia, no habría dicho que en su interior luchaban dos fuerzas contrapuestas, que cada vez que una mitad de su cerebro ordenaba a sus pies dar un paso la otra le mandaba caminar en la dirección opuesta.

Y, mientras, seguía apretando los billetes con fuerza contra su palma.

Llegó a la cola del detector de metales y contó las personas que iban delante de ella. Veintitrés. Y las contó una y otra vez, pasando sus ojos oscuros por cada una de sus siluetas, hasta que le tocó su turno.

Llevaba el tiempo pegado a los talones, como si estuviese hilado a ellos, así que se encaminó deprisa hacia la zona de embarque. Una gran cantidad de pasajeros estaban accediendo al avión que pretendía coger, el avión con el que había estado soñando todos aquellos años. Se sintió mareada conforme se iba acercando al mostrador. Pensaba en el disgusto que daría a su familia, a sus amigos, a sus antiguos compañeros de trabajo, y hasta tuvo tiempo de hacer aparecer ante sus ojos a su portera y a la dependienta de la panadería con la que hablaba un par de minutos todas las mañanas. ¡Tanto tiempo atada por lazos invisibles a una vida que detestaba, a un trabajo que aborrecía, a una rutina que la dejaba ahogada y emancipada de sí misma!

Y apretó tanto el billete que su borde afilado rasgó las líneas de su mano .

Por fin llegó ante la repisa y entregó el billete manchado de sangre a la azafata que allí la esperaba. Ésta separó la parte que debía llevar ella encima de la que pertenecía a la compañía de vuelo. Cuando le devolvió el billete cercenado, percibió que sólo estaba embadurnada de líquido escarlata la parte que iba a quedarse en aquella ciudad, en las oficinas de la entidad aérea. Y entonces definitivamente se dio cuenta de que aquel no era su sitio, y de que las personas que la amaban lo harían estuviese donde estuviese.

- Espero que el viaje sea de su agrado y lo más breve posible- dijo la azafata mecánicamente.

- Yo también espero que sea agradable- contestó ella.

Y luego bajito, con una media sonrisa mientras caminaba por el túnel de acceso al avión, añadió: “pero sin embargo espero que sea muy, muy largo”.

13 comentarios:

Sentirse atado por lazos invisibles... sí, puedo sentir eso. A veces pienso en cómo será todo cuando me atreva a dar ese paso, huir de la rutina, escapar de un mundo que no es mío y ha venido impuesto, coger un tren o un vuelo que me lleve lejos de él, donde otros lazos puedan atarme al mundo, y sean lazos que yo misma establezca.

Quien te quiso, te querrá siempre ¿no?
Al menos, eso dicen ^^

Me sentí identificada con la entrada, y también extrañamente emocionada. Es sencillamente, una pequeña historia que comienza u otra que finaliza.

Mis saludos

 

comenzar de cero?
suena muy bien, si detestas tu vida

 

uau!!...me has descrito pequeña!!...recuerdo ese avión, ese embarque y esa maleta como si fuera hoy,todo un mundo y toda una vida llena de posibilidades por delante...atras mi familia y amigos..delante la inmensa ciudad..y una canción de Silvio Rodriguez en mi cabeza...
" Hoy sé que no hay nada imposible
Anoche supe la verdad
Creí a mi alma inservible
Pero era cansancio vulgar, nada más...
Río
Me dejo ir en mano alegre, voy previendo
Porque mañana, a lo mejor, hay un entierro
Y una mordida de pantera en lo más mío
Río
Y no es un desafío
A la vida del sueño
Es que vivo camino al cementerio"

Y aquí me quedado..
Un bss

 

A veces no escogemos la vida que nos hubiese gustado llevar, lo mejor es marcharse y empezar de cero. Muás.

 

a veces un viaje es el mejor remedio.
un saludo en la lejania.

 

Yo tengo unas ganas de irme de mi ciudad... A los 18 igual me mudo a la tuya...
Mirna

 

me acabas de dejar sin palabras. es tan senzillo escribir pero tan dificil hacerlo como lo haces.

 

Viajar es huir de algo para poder olvidar, pero mientras viajes, no podrás olvidar.

 

Y hace tanto que yo no viajo....

 

En España hay una ONG : Asociación de Mujeres Saharauis en España (AMSE)

Tienen un blog:

http://www.mujeresaharauis.es/

 

...A medida que aquel tunel comenzaba a hacerse pequeño se encontro con que al final de éste aguardaban las azafatas para dale la bienvenida a lo que sería el viaje más largo de su vida, aquel viaje de sus sueños y, a la vez, de sus pesadillas. No sería un viaje en el que el destino sería grato tenía un tinte de oscuridad que le provocaba temor. Miró su dedo escarlata, miró por la ventana esperando algo...


Cerró sus ojos y el avión inició su marcha.


Me encantó, tanto que imagine un poco más.
Saludos

 

Hm.. me gustaria empezar de cero, si..
me haria bastante falta.

Precioso texto..

 

ir por una vida distinta es algo que siempre admiraré... no pienso que se pueda comenzar de cero.. pues uno es lo que es con todo su pasado (o por eso mismo se es lo que se es.. aunque uno no quiera aceptarlo)... pero si se puede ser distinta, aprender y volar... hacia otros mundos y otras veredas...

hermosas letras princesa!

 

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Song of myself. XXIV

Unscrew the lock from the doors!

Unscrew the doors themselves from their jambs!
Whoever degrades another degrades me,
And whatever is done or said returns at last lo me.
Through me the afflauts surging and surging, through me the current and index.
I will accept nothing which all cannot have their counterpart of on the same terms.

Walt Whitman.